domingo, 25 de febrero de 2007

DOS TERCIOS DEL INVIERNO

Han pasado ya. Será por nuestros ritmos biológicos, pero parece que cuando empieza el invierno nos abotargamos, nos aletargamos y nos quedamos como paralizados. Bueno, yo he tenido un fin de semana de esos, como dice la canción de Fito y Fitipaldis "hoy me quedo en casa, lo de fuera no me interesa". Y luego he hecho como dice él, salir a dar una pequeña vuelta otro rato que no llueva, porque hay que ver cómo ha jarreado hoy. Y salgo, y a pesar de la hora que es, ya no hace tanto frío, y ya es de esos días que sales y dices "cuánto se han alargado las horas de luz" y te alegras y sabes que en cualquier momento vendrá la primavera a curarnos el invierno, y vuelvo a parafrasear a Fito.
El caso es que a mi no me gusta la inactividad. El viernes estaba deseando coger la cama ya a eso de las ocho, y el sábado por la mañana me costó seguir la clase en el curso de terapias ecuestres y en cuanto volví a casa, a la cama de nuevo. Una caña con la Titi a las ocho de la tarde y vuelta al sobre. Me sentía como un móvil cargando la batería. Pero ahora resulta que ya está a tope, y me he cansado de la postura horizontal, de la tele y de mis libros. ¿Quién inventaría los domingos por la tarde?. Son realmente odiososos. No tienes nada que hacer, nadie quiere quedar porque todos están descansando del descanso del fin de semana. Y mi mente y cuerpo hiperactivos están deseando salir a saltar y se llevan tremenda desilusión cuando eso no es posible y toca encerrarse, como todo hijo de vecino de arriba o de abajo.
Primavera, no tardes mucho más porque estoy deseando que lleguen esos días largos y cálidos en los que yo, y mi otro yo, lo pasamos sin parar.
Dedicado a todos los que se aburren los domingos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta la primavera, sobre todo al comienzo cuando aun no hace mucho calor, pero hija, prefiero el otoño o incluso el invierno. A mi lo que me apalanca es el calor, no el frío.

APHICE dijo...

A mi los rayos del sol me reviven, no sé qué tendrán, pero me siento arbolito, creciendo, creciendo...
El cielo nublado me amuerma.
El otoño es precioso, sí, me encanta

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