martes, 3 de junio de 2008

CUORESIDADES

Las vacas tienen huesos en el tabique. Las serpientes sólo tienen tres cavidades. En estado fetal no tiene más que dos cavidades, hasta que empiezan a dividirse los septos y forma huecos interconectados por donde -panta rei- todo fluye. Pero en todos realiza la misma función. Una vez y otra, seguido, sin pararse nunca porque si lo hiciera dejaríamos de vivir aunque no de existir momentáneamente.

Las personas no tienen ninguna peculiaridad cardiaca, lo tenemos a la izquierda en el pecho, lo sentimos adentro, a veces nos duele, a veces nos pega un vuelco y parece que se para, para después empezar a latir de nuevo a toda velocidad; existe una palabra preciosa que se llama extrasístole para definir aquello que nos pasa cuando algo nos choca tanto que "se nos para el corazón".

A veces se puede parar y resetear, en un acto casi mágico en el que un poco de calcio, un poco de bicarbonato, un shock eléctrico y de nuevo lo tienes en la mano a ritmo furioso. Otros hasta se pueden sacar del cuerpo y ponerlo en otro cuerpo, y ahí funcionará mucho tiempo igual que con su antiguo dueño, provocándole las mismas sensaciones y emociones, cuando se enamore, cuando se asuste, cuando esté triste, cuando se alegre.

Porque el corazón responde a todo, está siempre alerta. Un nódulo sinusal, un nódulo atrioventricular, un haz de Hiss, una red de Purkinje, suena complicado aunque fascinante cómo el director de orquesta dicta cómo y cuánto hay que latir, y por dónde. Rebelde algunas veces en las que da sustos. Fibrilación auricular, fibrilación ventricular, disociación... es un órgano curioso con personalidad propia.

Otros blogs a visitar