domingo, 9 de diciembre de 2007

WHAT???

Salgo del cine partiéndome el culo y todavía sigo. La peli me ha hecho transportarme a tantos recuerdos surrealistas vividos en la campiña inglesa que sigo, y sigo, y no puedo parar de recordar eventos. Mi insomne noctambulismo de esta noche hiperactiva me pone a escribir sin parar sobre anécdotas idiomáticas.
La que recuerdo ahora con más gracia se remonta a la época en la que era una alta ejecutiva de una multinacional farmacéutica. Veintipocos años, muy preparada, curriculum vitae sobresaliente, bilingüe en inglés... y mi primera reunión internacional. Vamos en trío: el Gerente General, el Director de Marketing, y yo, Asesora Técnica Veterinaria para España y Portugal. Casi nada. Aunque había que vernos a los tres.
Nos metemos en la reunión en un hotel, dos o tres representantes por país y cada uno de nosotros tiene que hacer una presentación. Mi jefe hace una introducción en un spanglish medio inventado y luego me toca a mi hacer la presentación sobre proyectos, de la que salgo bastante airosa hasta que llega el turno de preguntas. Salta "la Leona", y no la llamábamos así por nada especial como preguntaba una compañera nuestra, sino porque se llamaba Leona. Hace una pregunta interminable en un inglés londinense que no se entiende ni papa. Mi jefe le pide que repita y ella lo hace. Le pide una segunda vez que lo repita. Seguimos sin entendernos. Vaya inglés que habla la tía. Y entonces para intentar salvar la situación mi jefe le explica "No, si las palabras sueltas las entiendo, pero juntas no". Leona enrojece y se sienta al fondo de su silla y se calla.
Un año más tarde y tras múltiples reuniones internacionales ya había buen rollo entre nosotros, y acudo al congreso internacional de buiatría como representante de España. Todos los demás de la empresa de diferentes países están en el mismo hotel de Hannover. Hemos quedado para la cena y estamos sentados en el hall del hotel Richard (jefe internacional de Marketing), Austin (jefe de asesores técnicos de Estados Unidos), Leona y yo. Hasta ahora nos entendemos bien hasta que Leona vuelve a abrir la boca y suelta otra parrafada interminable. Yo miro para otro lado porque no me entero y pasado el aluvión verborreico Austin, angloparlante de nacimiento, se la queda mirando, y le dice "what?".
Por favor, no os perdáis "Arma Fatal", sobre todo los que hayáis vivido la experiencia de haber catado la campiña inglesa supuestamente para aprender inglés y os hayáis visto atrapados en la experiencia de tener que decir varias veces "what?".

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