domingo, 5 de octubre de 2008

TENIAMOS SUEÑOS

Aquel verano tan intenso escuchaba yo unos versos de Sabina que decían "en Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver". Yo era feliz allí y en aquel momento, y pensaba, parada en aquel semáforo escuchando la canción, qué pasaría si en algún momento del futuro las cosas habrían cambiado tanto qué sentiría yo al volver a mi Comala particular.

Fue un verano estupendo, pero pasó, se acabó y empezaron nuestros sueños. Juanmita se fue a Mexico. Anita y David se fueron al Caribe y pasaron muchas cosas. Otros fuimos en direcciones distintas. Estos días paseaba yo por las calles del pueblo y revivía tantas emociones que pensaba que quizá Sabina tenía razón, porque volver a Comala te recuerda los proyectos que tuviste y que pasado un tiempo ves que no has cumplido. Entonces salimos de allí con la maleta llena de ilusiones y proyectos, y hoy vuelvo a Madrid con un equipaje que consiste en una pizarra en blanco donde todo son interrogantes. ¿De qué sirve soñar si luego cuesta tanto cumplir los sueños?. ¿Por qué tiene que ser tan doloroso visitar de nuevo una cala, una playa donde dormíamos bajo las estrellas, por qué tiene que doler tanto abrazar de nuevo a tus maestros?. Me apetece coger el rotulador y ponerme a garabatear de nuevos sueños la pizarra, pero es que no se me ocurre qué poner. Sólo sé que me han invitado, me han insistido, en que vuelva a Comala, pero a mi me da miedo, porque ya no es lo mismo, ya no somos los mismos, y aquello nunca se volverá a repetir nunca más. Emulando a Heráclito... nunca bucearemos dos veces en el mismo mar.

1 comentario:

karmela dijo...

Sabina tiene razón, pero sólo en parte. A nuestra Comala particular debemos volver, siempre que la hayamos superado, a ella como ciudad y a sus habitantes.
No creo que te preguntes para que sirve soñar, te conozco, y quizás en estos momentos los sueños que no sabes porque soñaste, son lo que te trajiste de esa Comala. Aquel fue un verano de vino y rosas, de fuertes lazos y grandes emociones, de sentimientos profundos y grandes argumentos para salvar el mundo.
Ahora ya es después, y hay que seguir, hay que volver a llenar una y mil pizarras con nuevos sueños, nuevos proyectos, y porque no, viejos proyectos que se pueden retomar.
Mercedes, por favor, sigue soñando.

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