martes, 19 de febrero de 2008

A TODA LA VASCA

Solía ser el título de los correos. Otras veces eran "Mara verde" y seguro que era un correo divertido, reservado sólo para aquellos a los que no le daba vergüenza mandárnoslos. Otras veces era una cadena solidaria para tratar de encontrar hogar a perros que lo necesitaban. Pero todos los días había una ristra importante de correos de Mara. Los eché de menos esta semana. Mi buzón no estaba tan lleno.

Ayer las recordaba yo sola, pero hoy las recordaba en compañía de otros que compartieron mil anécdotas sobre Mara. Me apostaría lo que fuera a que Mara aparece en todas las orlas de todas las promociones que han pasado por Veterinaria desde que ella imparte clases. Hasta el más pellero se habrá llevado un impacto, porque ella impactaba. Daba clases magistrales. Siempre parecía que las daba como enfadada, siempre soltaba esa coletilla tan suya de "esto... ¿cómo se llama?", hablando a todo trapo, casi no te daba tiempo a coger apuntes. Claro que poca falta hacía, porque lo que contaba a veces rozaba lo fascinante. Creo que todos conseguimos por fin entender el sistema nervioso autónomo gracias a sus clases.

Tengo una foto que es genial. Por algún motivo nos metimos dentro del kiosco de La Garceta los personajes más dispares que había en ese momento en el aulario B. Mara, por supuesto, acompañada de Juanfran, Ángel Arias, Emilio Pita, Amaya y Maki. Aquello eran nuestros años de carrera, donde éramos nosotros mismos, donde no teníamos que dar una cara seria ante ningún jefe, donde nuestra rutina eran clases a las que (a veces no) asistíamos, las prácticas, las horas del bar de Pepe, la cola en la fotocopiadora, las horas y horas dentro de algún local de asociaciones. Y ella siempre era bienvenida a ellos. Siempre recordaré aquella sangría que hicimos en la fiesta de navidad en el "perolo" de Pepe con la que Mara tanto disfrutó, y acabó como en todas las fiestas, con Mariló sentadas en dos sillas a la puerta del local como las viejas en los pueblos, mirando al personal. ¡Otro día le dio por ordenarnos el local!. Tantos años y tantas generaciones habían vivido en él y nunca nadie (salvo Toñete una vez en un arrebato) había limpiado.

Sencillamente geniales aquellas gimkanas en su casa. A nadie más que a ella se le podrían ocurrir. Todos los años se hacían y todos los años había novedades, nuevas pistas, nuevos escondrijos, pero los mismos nervios, los mismos empujones por el pasillo, las mismas visitas al bar de abajo, los mismos portazos en las narices del equipo que iba detrás. Y lo mejor de todo, sentarse a abrir los "regalos", intercambiar un abanico por un muñeco, una taza del colacao por un paquete de clinex, el regalo más codiciado, un porta-CDs de Coca Cola... Y las cenas, y aquellas partidas de "los siete pecados capitales" hasta las tantas, las mejores partidas de pictionary que he echado en mi vida, riéndonos hasta caernos al suelo.

Nunca te he dado las gracias por tanto que nos has dado, Mara. Y supongo que dirías que qué narices, qué falta hace darlas. Pues a veces pienso que qué poco nos damos las gracias unos a otros por lo que nos damos. Gracias por enseñarme, gracias por preocuparte, por escuchar, por tu risa, por los encuentros, por tu ingenio, por tu humor, por ir al grano, por conectarnos a todos, por mantenernos bajo tus alas como si fueras una mamá gallina.

Que lo pases muy bien en El Rondelo, donde ya no estarán ni Pompa ni las otras cabritas porque las estarán cuidando por ti en otra finca. Pero allí eras feliz y allí te quedarás, mientras nosotros te recordaremos siempre. Un beso y un abrazo para que te los lleves contigo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

No la conocí como lo hiciste tú, a mi no me llegó a dar clase, no me enseñó directamente nada.

No tuve la suerte de compartir con vosotras practicamente nada de lo que cuentas, aunque me hubiera gustado.

No pocas veces me hubiera gustado, oyéndote hablar de ella (o leyéndote, que muchas veces es como si te oyera), haber estado ahí, haber sido parte de lo que contabas.

No sé que decirte, en estos momentos que sé duros, pero sí sé que el día que me termine encontrando con ella la buscaré para que me enseñe algo y también sé que me contara de lo que aquí has escrito y te juro que me encantaría que ese día alguien (por lo menos una persona) diga -o pueda decir- de mí, la milésima parte de este "A toda la vasca".

Gracias Maki.

karmela dijo...

Yo tampoco la he conocido, ni me ha dado clase, ni se nada de veterinaria, pero en este escrito me la has presentado, como sólo tú sabes.

Me has hecho recapacitar y mucho (ya lo sabes), y sólo quiero decirte una cosas: GRACIAS POR EXISTIR, SER, SENTIR, COMPARTIR, LUCHAR, PELEAR... GRACIAS

karmela dijo...

Yo tampoco la he conocido, ni me ha dado clase, ni se nada de veterinaria, pero en este escrito me la has presentado, como sólo tú sabes.

Me has hecho recapacitar y mucho (ya lo sabes), y sólo quiero decirte una cosas: GRACIAS POR EXISTIR, SER, SENTIR, COMPARTIR, LUCHAR, PELEAR... GRACIAS

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

A toda la vasca sin Mara.
Creo que nunca una cuenta de correo electrónico tendrá menos sentido, que la que había dejado reservada desde hace años únicamente para recibir los correos de Mara. Cada dos viernes me sentaba frente a mi ordenador (unas 2-3 horas) para abrir tooodos los mensajes y archivos que ella enviaba. Terminaba tan agotada y con la cabeza tan llena de "fotos insólitas", "perros a rescatar", "mi próxima carta al rey", "el cabrón de", "¿quieres cambiar de trabajo?"... que no me quedaban fuerzas para contestar a por lo menos uno de sus correos. Siempre pensaba: "la próxima vez te/os respondo"... y ahora que es muy tarde os escribo a toda la vasca menos a Mara...pero eso a ella no le importaba siempre creía en los que quería. Hay que joderse (perdón Maki, quiero decir "fastidiarse").
Me llevo un montón de cosas de ella: la pasión por todo lo que hacía (hasta fumar), la imaginación y recursos para salir de los líos que montaba (y mira que eran muchos), lo directa que era, su justa justicia particular, lo inconformista, la constancia y sacrificio que suponía mantener unidos a toda una vasca ella sola...me encanta haber tenido en mi vida a esta Mara. Es de las personas que marcan la diferencia.
Por supuesto me llevo de ella literalmente también un montón de cosas. No en vano el mercadillo post-gymkhana ha sido mi mayor proveedor de útiles y no tan útiles de casa...¡si hasta tengo una maleta estupendísima!

Así y mucho más era Mara, una especie de Mafalda (algo menos roja, claro).

Pienso en ella y sonrío. La sensación que me queda, como hace poco dije, es que sobre todo lo siento por los que no la llegaron a conocer

APHICE dijo...

Para Juanfran: estás en la foto con ella metido en el quiosco de La Garceta, con lo que algo de contacto sí tuviste!!!
Para Karmela: ojalá la hubieras conocido, te habría encantado.
Para Katia: nunca es tarde, y hay cosas que siempre perduran.
Para toda la vasca: gracias por todas vuestras palabras, haremos que el espíritu siga vivo!!

APHICE dijo...

Por cierto, aunque mis comentarios aparezcan como "aphice" por interferencias informáticas que no termino de comprender (Gonzalo, Nacho, socorro), soy yo, Maki

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