miércoles, 9 de abril de 2008

INSTRUCCIONES PARA CAMINAR

A nadie le habrá sido ajeno el hecho de que sus semejantes son capaces de desplazarse por el mundo en una forma un tanto peculiar, que caracteriza y diferencia a lo que llamamos ser humano. Es lo que los doctos denominan el caminar; un hito en nuestra historia colectiva, un hito en nuestro propio devenir en la vida, todo un logro que alcanzamos a la tierna edad de 12 meses, de 365 días de existencia. ¿Y cuántas veces a lo largo del día, a lo largo de la vida, nos paramos a pensar en el modo de caminar?.

Si alguno quisiera alguna vez practicar semejante forma de movimiento de traslación, ha de saber que conviene revisar

La unidad de desplazamiento en el caminar es lo que denominamos paso. Un paso no sirve más que para trasladarnos de lugar, para que el sujeto en cuestión deje de estar en el punto en que se hallaba, para descubrir que su posición ha variado. Que su perspectiva del mundo ya no es la que era.

Cuando uno enlaza varias unidades del caminar, véase pasos, en una concatenación, en una avalancha, en una sucesión, sucede que el sujeto está caminando, pero en ese caminar sólo es consciente de que su voluntad es abandonar una posición de partida y alcanzar la posición de llegada. Rara vez hace caso el caminante al proceso intermedio, al mero hecho de estar enlazando unidades, al hecho de que en cada una de ellas está realizando un pequeño acto de cambio y desplazamiento, que cada paso ya no es igual que el anterior.

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